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Desde su creación en 1955 hasta hoy, la ETAP de Sant Joan Despí se ha convertido en una de las plantas potabilizadoras tecnológicamente más avanzadas de Europa. En ella, procesos de siempre como el pretratamiento, la clarificación y la desinfección final del agua conviven con otros de última generación, como el tratamiento del agua con ozono y carbón activo, la ósmosis inversa y la reutilización de residuos.
Aquí todo gira en torno a la calidad del agua, la cual se mide en todo momento gracias al laboratorio de la planta, en el que se llevan a cabo controles de calidad y analíticas a lo largo de todas las etapas del proceso. Además, el buen funcionamiento de la planta está asegurado con el centro de telecontrol, desde el que se gobierna el funcionamiento automático de todas las instalaciones de la línea de tratamiento.
En Aigües de Barcelona gestionamos 6 ETAP: Sant Joan Despí, Central Besòs, La Llagosta, El Papiol y las dos de Sant Feliu de Llobregat (Les Estrelles). De todas ellas, la mayor en volumen de agua tratada y en procesos realizados es la que nos ocupa en este artículo. A continuación intentaremos extraer los conceptos clave de su actividad para que puedas comprender su funcionamiento:
Captación del agua superficial y desarenado
La captación del agua procedente de las fuentes de abastecimiento es el primer eslabón de toda la cadena de potabilización. La captación se realiza a través de unas galerías situadas al nivel del lecho del río. Posteriormente se elimina el material grueso, como gravas o arenas, proceso que se conoce como desarenado. Esta forma de sedimentación se consigue sometiendo el agua a cambios de velocidad.
Preoxidación
Al agua sin sedimentos se le añade dióxido de cloro. Con ello se logran dos cosas: desinfectar y oxidar ciertos metales, así como materia orgánica. El uso del cloro en procesos de potabilización no solo es efectivo, sino necesario. De hecho, el agua potable siempre debe ser desinfectada, y el cloro es uno de los tratamientos más seguros y eficaces para ello, tal como establece la OMS.
Bombeo y floculación
En el proceso de potabilización, el agua pasa por un periplo. Una vez sometida a los tratamientos de desarenado y preoxidación, el agua se traslada de nivel mediante bombas sumergidas para que pueda ser canalizada por la fuerza de gravedad. Alcanzada la altura óptima, se generan flóculos, es decir, se convierte el agua en grumos, más grandes y pesados que el líquido. Esto se consigue gracias a un floculante, un agente reactivo que une las partículas sólidas del agua.
Decantación y filtración por arena
El agua en crudo atraviesa unos tanques en forma de pirámide invertida, en los que pierde velocidad, por lo que el barro se deposita en el fondo; el agua limpia queda en la parte superior del tanque. Posteriormente pasa por unos filtros de arena fina (proceso en el que es fundamental que el agua pase a una velocidad adecuada). Tras este filtrado por arena, se incorpora agua subterránea, de mayor calidad que la superficial, procedente del acuífero del río Llobregat. Con este recurso se puede cubrir la demanda de agua en caso de escasez de recursos.
Bombeo intermedio
Nuevamente, el agua es elevada para que el proceso siga por gravedad. En esta fase se utilizan cuatro tornillos de Arquímedes. Llegados a este punto, el agua se reparte en dos líneas independientes: por un lado, el tratamiento por ozono y filtración por carbón activo y, por el otro, el tratamiento de ósmosis inversa.
Ozonización y filtración por carbón activo
Con el fin de mejorar sus cualidades organolépticas (cualidades que pueden ser percibidas por nuestros sentidos, como el sabor, el olor y el color), el agua se somete a un tratamiento con ozono, el cual completa la desinfección del agua y reacciona con materia orgánica. Junto a este, otro de los procesos punteros realizados en la ETAP de Sant Joan Despí es el filtrado por carbón activo, que retiene compuestos orgánicos, bacterias y virus, hierro, manganeso y otros metales en sus formas oxidadas.
Ultrafiltración (UF)
Etapa consistente en separar las bacterias del agua. Para lograrlo se trabaja con membranas de ultrafiltración, semisumergidas y con función para aspiración del agua hacia el interior. Por su tamaño (0,02 micras) representan una barrera total contra las bacterias.
Ósmosis inversa (OI)
Antes de esta etapa, el agua se somete a tres procesos (radiación ultravioleta, filtración de cartuchos y nuevamente radiación ultravioleta), pasos indispensables para llevar a cabo la OI. En esta, el agua pasa por unas membranas de ósmosis inversa que permiten obtener un agua libre de virus, bacterias y compuestos orgánicos e inorgánicos.
Remineralización
En esta etapa se mide y ajusta el contenido de sales minerales del agua procedente del afinado con el agua de la ósmosis. De esta manera, se garantiza que el contenido de sales minerales en el agua potabilizada no proporcione al líquido un carácter agresivo ni incrustante.
Cámara de mezclas y cloración
En esta cámara se mezclan las aguas provenientes de las dos líneas de tratamiento y es donde tiene lugar la cloración, que asegura la eliminación de casi la totalidad del contenido de amonio que permanece en el agua.
Estabilización, postcloración y bombeo en red
El depósito tiene forma de laberinto para evitar la existencia de zonas muertas. De esta manera, aseguramos que la cloración final se efectúe de forma homogénea. Cuando el agua ya está debidamente tratada para su consumo y conforme con todas las garantías sanitarias, se impulsa a diferentes cotas desde las dos centrales de bombeo: cota 10 (Cornellà): 3.300 l/s; cota 50 (Relleu): 2.600 l/s, y cota 70 (zona Gavà): 400 l/s.